Bendito san Chárbel, santo de todos y para todos;
mártir de la vida religiosa entregado a servir a Dios y a la Virgen,
glorioso santo que colmas a los hombres con tus bendiciones
y no dejas de darnos tu auxilio cuando nos ves en apuros,
tu que fuiste un alma elegida que sentiste la llamada del Señor
y llevaste una vida ejemplar de monje y ermitaño,
entregado a la oración, al ayuno y a la penitencia
acude a nuestra llamada y danos tu ayuda en la necesidad.
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Adorador de Jesucristo en la Sagrada Eucaristía
y por siempre devoto de María Santísima,
tú que alimentaste tu corazón y el de los demás
con las santas Palabras
y fuiste ejemplo de humildad, fe y paciencia,
de piedad y sacrificio,
tanto para tus compañeros como para los hombres,
ayúdame a ser digno de las gracias de Dios,
y merecer, así, tu asistencia y protección.
Glorioso san Chárbel, dador generoso,
siempre deseando servir al Señor y al prójimo
que nunca dejaste de asistir a los pobres y enfermos
y a los más necesitados que, sabiendo de tus milagros,
acudían a ti en busca de consejo, consuelo, alivio y socorro.
Hoy con toda mi fe acudo a ti en mi desesperación y angustia
quiero pedirte, rogarte, con el corazón en la mano,
que me prestes tu siempre milagrosa ayuda,
san Chárbel, tú que nos das tu apoyo y comprensión, atiéndeme,
tú que eres el patrón de los que sufren en alma y cuerpo
y das rápida solución por imposible que sea el problema,
intercede por mi y presenta mis peticiones ante el Señor,
consigue que se obre un milagro en mi vida
para remediar esta difícil y urgente situación
que es la causa de mis desvelos e intranquilidades:
(decir con mucha fe lo que se necesita conseguir
por mediación de este prodigioso santo).
San Chárbel humilde anacoreta amigo de todos,
hombre justo, bueno y caritativo que abogas por nosotros,
no dejes de rogar por los que llegamos hasta ti esperanzados;
tú que eres poderoso en los Cielos y no decepcionas a nadie,
tú que eres amigo fiel del Señor y eres siempre por Él escuchado,
alcánzanos, te ruego, de su infinita misericordia y bondad
lo que con sencillez y humildad hemos solicitado,
danos confianza y haz que siguiendo tu virtuoso ejemplo
nos unamos cada vez más a Jesucristo,
al que tu tanto amaste y adoraste,
para que viviendo en el cumplimiento de sus mandamientos
de sus Enseñanzas y de su Evangelio,
consigamos la sanidad de cuerpo y alma
y junto a ti proclamemos sus maravillas
y le alabemos y glorifiquemos por siempre.
Amén.
Rezar tres Padrenuestros, tres Avemarías y tres Avemarías.
Orad y orad con mucha devoción
durante tres días consecutivos o nueve, como una novena,
cuando las necesidades o problemas son muy urgentes y graves.